Sacramento Onírico

Este poemario presenta un valioso compendio de versos escritos por un hombre que no puede resistir el empuje de explicar sus vivencias y sensaciones en cada momento en que las va descubriendo en una edad de entre los 17 y los 23 años, período muy poco publicado, en el que se deja la adolescencia, se entra en la pubertad y se enfrenta a la madurez. En este sentido, las rimas que se presentan tienen dos grandes privilegios: el descubrimiento y la espontaneidad. Bien puede decirse que son poemas inéditos por su génesis y desnudan el alma de un joven que no puede resistir el impacto de una acumulación de impresiones que quiere plasmar en papel o pantalla para dejar constancia de su sentir e incluso de la necesidad de compartir sus sentimientos.

El autor rehúye de los convencionalismos que acostumbran a imponer el orden cronológico o temático de los libros pensando en el lector. Por el contrario, escribe los poemas y los considera publicables cuando la idea o la imagen que le sorprende, le inquieta, le atrae o le asusta, ha llegado a encajar en su estructura mental y en su comprensión hormonal, y considera que el concepto ha madurado lo suficiente como para merecer su conservación como idea consolidada o incluso su exposición pública.

Es obvio que la inspiración primordial de sus descubrimientos en su entorno se ven influidos inicialmente por los cinco sentidos, como la vista de un bosque, el oído de las olas del mar, el olfato del aroma de una flor, el gusto de un beso o el tacto de un abrazo, pero no es menos cierto que, poco a poco, va madurando su proceso reactivo cuando aparece el vendaval de las influencias del cerebro, del corazón o de la compañía, y explota cuando surge el amor.